domingo, 29 de mayo de 2011

Actitudes en el ser humano ante los demás


Egoísmo e individualismo.
La palabra egoísmo proviene del griego ego, que significa yo, y representa esa inclinación natural del ser humano a pensar exclusivamente en sí mismo. La educación frena de alguna manera ese egoísmo natural enseñando a valorar al resto, que forma el entorno en que vivimos.

Egoísmo es el amor excesivo que uno se tiene a sí mismo anteponiendo los propios intereses a los de los demás. Se trata de un inmoderado amor a sí mismo, que hace a la persona ordenar todos sus actos hacia el bien propio, ignorando a los demás. El egoísmo no es más que el medio de convertirlo todo en utilidad.

Existen tres tipos de egoísmo:
• Darme el gusto de darme gusto. La medida del éxito de los egoístas consiste en saber cuánto pueden apartar para ellos, sólo piensan en sí mismos y viven para satisfacer sus gustos.
• Darme el placer de agradar a los demás. Este es el tipo de egoísmo más refinado: Servimos porque necesitamos que nos necesiten. Aquí el egoísmo está oculto, muy oculto, y por eso es más peligroso, porque llegamos a pensar que realmente somos maravillosos e indispensables y disfrazamos nuestra verdadera personalidad, realmente los actos se realizan falsamente simplemente para que los demás tenga la imagen de que somos perfectos.
• Hacer cosas para no sentirme mal. Es actuar por sentimiento de culpa. Este es el peor tipo de egoísmo.
 En este caso la caridad demostrada es realmente el amor propio disfrazado de altruismo. El egoísmo se manifiesta bajo apariencias de bondad, a lo que se le llama “la farsa de la caridad”.
El individualismo es la actitud que lleva a actuar y pensar de modo independiente, con respecto a los demás o frente a normas establecidas.
 Amor, altruismo y solidaridad.
Algunos idiomas, como el griego antiguo, distinguen entre los diferentes sentidos del amor mejor que en el español. Por ejemplo, en griego antiguo existen las palabras filia, eros, ágape y storge, las cuales significan amor entre amigos, amor romántico o sexual, amor incondicional y amor afectivo o familiar, respectivamente. Sin embargo, tanto en griego como en muchos otros idiomas, históricamente ha resultado muy difícil separar los significados de estas palabras totalmente, por lo que es posible encontrar la palabra agape (amor incondicional) siendo utilizada con el mismo significado que eros (amor sexual o romántico).
El amor se considera, en su ámbito más tradicional, como un conjunto de sentimientos que intensifican las relaciones interpersonales del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, desea el encuentro y unión con otro ser que le haga sentirse completo.

En cambio, para Erich Fromm el amor es un arte, y como tal una acción voluntaria que se emprende y se aprende, no una pasión que se impone contra la voluntad de quien lo vive. El amor es así, decisión, elección y actitud.
El amor es un estado mental que crece o decrece dependiendo de cómo se retroalimente ese sentimiento en la relación de los que componen el núcleo amoroso. La retroalimentación depende de factores que son más o menos conocidos, ya sea por el comportamiento de la persona amada, por sus atributos involuntarios o por las necesidades particulares de la persona que ama
(deseo sexual, necesidad de compañía, voluntad inconsciente de ascensión social, aspiración constante de completitud, etcétera).
En las relaciones del hombre con su medio, el amor puede significar una o más de una de las siguientes manifestaciones:
 El altruismo.
Puede definirse como «esmero y complacencia en el bien ajeno, aun a costa del propio, y por motivos puramente humanos». El altruismo es una actitud de servicio aceptada y querida de buen grado. El término altruismo lo forjó el filósofo Augusto Comte, padre del positivismo, a partir de
la palabra italiana altrui -el otro-, derivada del latín alter. La idea del filósofo fue aportar el término opuesto a egoísmo.
Aspectos que definen el altruismo:
• La simpatía se apoya sobre valores de bondad y caridad. El compromiso considera un acto que se sabe va a beneficiar más a otro que a sí mismo, implicando un sacrificio personal.

El compromiso se inscribe en una ética de la responsabilidad, porque se trata de actuar concretamente sobre el presente y sobre el futuro para proporcionar mayor bienestar al resto de la sociedad, implicando una inversión personal para el desarrollo de bienes comunes.
La solidaridad es definida como la capacidad que la persona tiene para actuar frente a la necesidad ajena para el bien de la comunidad.
La solidaridad, o caridad social, expresa una idea de unidad, cohesión, colaboración.
Se encuentra muy ligada al amor, y éste admite dos planos de consideración:
• Solidaridad-sentimiento. Tendencia humana a asociarse en busca de bienes comunes.
Es la inclinación a sentirse vinculados con otros, bien por motivos de semejanza, bien debido a intereses comunes. Incluye la tristeza cuando esas personas afines sufren un mal. Se trata de sentimientos buenos pero a veces inestables o de tipo superficial.
• Solidaridad-virtud. Es la determinación firme y perseverante de comprometerse por el bien común. Estamos ante un hábito o virtud, ante una decisión estable de colaborar con los demás. Con todos los hombres, pues realmente hay vinculación con todos, aunque uno no se sienta unido a algunos. Esta solidaridad-virtud es más firme e importante que la sentimental.
 El odio y la violencia.
El odio es un sentimiento de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir a su objetivo; es lo contrario al amor. Si con el amor las familias, los pueblos, la humanidad entera puede encontrar entendimiento, armonía, progreso, unidad, y felicidad, con el odio sólo se cultivará destrucción, separación y guerra.
La violencia es un comportamiento deliberado que resulta o puede resultar en daños físicos o psicológicos a otros seres humanos, o más comúnmente a otros animales o cosas (vandalismo) y se le asocia, aunque no necesariamente, con la agresión, ya que también puede ser psicológica o emocional, a través de amenazas u ofensas. Por norma general se considera violenta a la persona irrazonable, que se niega a dialogar y se obstina en actuar pese a quien pese y caiga quien caiga. Suele ser de carácter dominantemente egoísta, sin ningún ejercicio de la empatía.
Existen varios tipos de violencia, incluyendo el abuso físico, el abuso psicológico y el abuso sexual. Sus causas pueden variar, dependiendo de diferentes condiciones como situaciones graves e insoportables en la vida del individuo, falta de responsabilidad de parte de sus padres, presión de grupo (común en las escuelas), el resultado de no poder distinguir entre la realidad y la fantasía después de ver televisión o jugar videojuegos, entre otras causas.
La violencia puede tener muchas expresiones y ser percibida de diversas maneras en los distintos países y entre las distintas culturas. Si bien no existe una definición universalmente adoptada de este término, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha propuesto la siguiente definición operativa de violencia:
“Uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona, un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastorno del desarrollo o privaciones”.

Los sentimientos se pueden definir como un fenómeno psíquico puramente subjetivo que afecta de una manera agradable o desagradable al sujeto; también son reacciones naturales que experimenta el ser humano ante alguna situación pasada, presente o que vaya a suceder.
Los sentimientos se clasifican en:
• Agradables. Cuando el individuo se experimenta: Alegre, esperanzado, entusiasmado, tranquilo, jubiloso, contento, agradecido, orgulloso, complacido, calmado, gratificado, maravillado, feliz, satisfecho, animado, seguro, relajado, etcétera.
• Desagradables. Cuando el individuo se experimenta: Triste, frustrado, asustado, desesperado, temeroso, preocupado, apenado, desilusionado, avergonzado, humillado, deprimido, molesto, celoso, solo, impaciente, etcétera.
Emociones se les denomina a aquellos sentimientos que producen una conmoción orgánica más o menos profunda y pasajera; es decir, cuando el sentimiento que se experimenta es de tal intensidad que no se puede ocultar, de tal manera que se refleja en la mímica del rostro, el gesto de todo el cuerpo, sudoración, aumento del ritmo cardiaco, el tono de la voz o el temblor de distintas partes del cuerpo, etcétera. Las emociones, reflejo de nuestros sentimientos, informan a los otros sobre nuestro estado de ánimo.
Existen seis categorías básicas de emociones:
• Miedo: Anticipación de una amenaza o peligro que produce ansiedad, incertidumbre, inseguridad.
• Sorpresa: Sobresalto, asombro, desconcierto. Es muy transitoria. Puede dar una aproximación cognitiva para saber qué pasa.
• Aversión: Disgusto, asco, solemos alejarnos del objeto que nos produce aversión.
• Ira: Rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad.
• Alegría: Diversión, euforia, gratificación, contentos, da una sensación de bienestar, de seguridad.
• Tristeza: Pena, soledad, pesimismo.
Tanto los sentimientos como las emociones se experimentan de forma particular, dependiendo de sus experiencias, aprendizajes, carácter y de la situación concreta.
Para la formación integral del individuo es necesario reconocer que tanto los sentimientos como las emociones son algo que está presente en la persona, que son reales y naturales. Una buena tarea para conocerse a sí mismo sería reflexionar constantemente acerca de qué sentimientos o emociones está experimentando, de tal manera que esto lo ayudará a identificar las necesidades que tiene satisfechas o no. El reconocimiento de los sentimientos en general crea conciencia de sí mismo, además de ayudar a que la relación con los demás se desarrolle con más facilidad.
Una buena relación con la familia, con tus compañeros, se da como producto de la comunicación que se tenga, de allí que además de compartir pensamientos, es fundamental expresar los sentimientos, ya que éstos transmiten variada información acerca de la persona.

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